Las revoluciones en Europa
entre 1830 y 1848
Entre 1830 y 1848 se produjeron dos
grandes oleadas revolucionarias en Europa. Entre 1830 y 1834 de produjo otro
ciclo revolucionario, destacando la revolución en Francia de 1830. La otra gran
revolución, llegaría con las revoluciones de 1847-1848, que tuvieron un mayor
componente social y nacionalista que las anteriores.
Las dos oleadas revolucionarias
estuvieron inspiradas en los principios de la Revolución francesa, considerada
como modelo. Estas revoluciones se oponían al sistema de la Restauración (del
absolutismo) y a las monarquías absolutas.
Las revoluciones de
1830
Las revoluciones en torno a 1830 fueron
más profundas y afectaron a casi toda Europa.
En Francia, los Borbones fueron
derrocados en la revolución de julio de 1830, subiendo al trono Luis
Felipe de Orleáns, iniciándose un sistema político liberal de monarquía
constitucional. Bélgica se independizó de Holanda, estableciendo una monarquía
liberal, siendo reconocida por Francia y Gran Bretaña. En España y Portugal, a
principios de esa década, se instauraron monarquías constitucionales, aunque se
inició un largo e intenso período de guerras civiles con los absolutistas,
miguelistas en Portugal y carlistas en España.
En Europa central y oriental las
revoluciones no tuvieron tanto éxito. Las revoluciones que estallaron en
diversos estados italianos fueron duramente reprimidas por los austriacos. En
algunos estados alemanes se aprobaron constituciones pero muy pronto fueron
derogadas por la presión de Metternich desde Viena. En Polonia se proclamó la
independencia pero la rebelión fue aplastada por los rusos.
A diferencia de anteriores revoluciones,
en las de 1830 tuvo gran influencia el fuerte descontento de las clases
populares (la clase obrera).
El protagonismo en las revoluciones ya no fue de las sociedades secretas ni de
los conspiradores sino de las propias masas. Más allá de las peticiones de los
liberales moderados, surgió un movimiento democrático y republicano más
radical, demostrando la división que estaba surgiendo en el seno del
liberalismo. Ese movimiento no tardaría en enfrentarse, por ejemplo, contra la
nueva monarquía constitucional francesa, basada en los principios del
liberalismo moderado: sufragio censitario y control del sistema por la alta
burguesía.
Las revoluciones de
1848: “la primavera de los pueblos”
Las revoluciones europeas de 1848 fueron
las últimas de las tres grandes oleadas revolucionarias del siglo XIX.
Compartían con las anteriores su inspiración en los principios de la Revolución
francesa, pero fueron más importantes en extensión, más radicales, con mayor base social, y con fuertes
componentes nacionalistas en algunos lugares.
Las revoluciones en torno a 1848
tuvieron un gran éxito inicial y simultáneo en Francia, gran parte de Italia,
Suiza, los estados alemanes, el Imperio austriaco y Prusia. Nunca ninguna
revolución estuvo más cerca de ser considerada una “revolución mundial”. Pero, también, su fracaso fue muy rápido
en gran parte de Europa.
Las revoluciones de 1848 pueden ser
calificadas de democráticas y tuvieron, como hemos señalado, un fuerte
contenido social. En los años anteriores a 1848, Europa sufrió una fuerte
crisis agraria e industrial, que generó hambre y descontento entre los
trabajadores. En el 48, las grandes ciudades europeas como París, Berlín,
Viena, Praga, Milán, Roma o Budapest se llenaron de barricadas levantadas por
trabajadores urbanos pobres, que reclamaban derechos y libertades radicales:
sufragio universal masculino, repúblicas democráticas y sociales, asistencia a
los más necesitados y desempleados, derecho al trabajo y a la libre
sindicación. Estas reivindicaciones atemorizaron a los liberales moderados que,
muy pronto, abandonaron las revoluciones, y contribuyeron a la represión
pactando con los sectores más conservadores de la sociedad. Por otro lado, las
revoluciones de 1848 fueron más urbanas que rurales; los campesinos se
mantuvieron indiferentes y hasta hostiles.
La revolución de
febrero de 1848 en Francia
La revolución que mejor ejemplifica la
oleada de 1848 fue, sin lugar a dudas, la francesa. París fue el gran escenario
revolucionario, lleno de barricadas y clave para el derrocamiento de Luis
Felipe de Orleáns. Se proclamó la Segunda República y se formó un gobierno
provisional, en el que estuvo presente un socialista, Luis Blanc. El gobierno
tuvo como uno de sus principales objetivos el de dar trabajo a través del
sistema de los “talleres nacionales”, así como un subsidio para los parados.
Además, fijó la jornada laboral máxima en 10 horas. Pero los electores dieron
la espalda a la izquierda en las elecciones de abril gracias a los votos del
campo francés que fueron hacia los candidatos moderados, temerosos de lo que
consideraban el extremismo de la capital. Nació una república conservadora que
abolió todas las medidas sociales anteriores y aplastó la rebelión de los
obreros parisinos en junio. En diciembre de 1848 fue elegido como presidente
Luis Napoleón Bonaparte, sobrino del emperador, que a los tres años liquidaría
la república y establecería el Segundo Imperio.
El componente
nacionalista de las revoluciones de 1848
La importancia del nacionalismo en las
revoluciones de 1848 fue mucho mayor que en las anteriores oleadas
revolucionarias.
En el Imperio austriaco, además de
producirse la caída de Metternich y abolirse la servidumbre en todo el imperio,
los húngaros lograron una constitución y un parlamento propios, y los checos
obtuvieron algunas concesiones tras la sublevación de Praga.
En Italia se rebelaron Milán y Venecia
contra los austriacos y pidieron ayuda al reino del Piamonte, cuyo rey deseaba
engrandecer su estado. En Roma, el nacionalista y demócrata Mazzini logró
establecer la república en 1849.
En la Confederación Germánica, los
liberales de varios estados se reunieron y convocaron un parlamento alemán en
Fráncfort, elegido por sufragio universal. En esta asamblea se dedicaron a
redactar una constitución nacional.
Pero, a partir del verano de 1848
comenzó la represión de los movimientos revolucionarios. El gobierno austriaco
anuló muchas concesiones liberales menos la relativa al final de la
servidumbre, y su ejército reprimió duramente los movimientos revolucionarios
en Viena, Praga, Budapest, Milán y Venecia. Por su parte, el Parlamento de
Fráncfort se disolvió. En Hungría, el ejército austriaco encontró mayor
resistencia y necesitó el apoyo ruso para imponerse. En Italia, los austriacos
tuvieron que enfrentarse al ejército piamontés. Roma regresó a su sistema
político anterior gracias al apoyo del gobierno francés, que quería intervenir
para contrarrestar la influencia austriaca en la península itálica.
Consecuencias de las
revoluciones de 1848
A pesar del fracaso, se pueden sacar una
serie de consecuencias destacables de las revoluciones de 1848.
·
En el plano internacional, se abandonó el sistema internacional de la
Restauración, implantado por el Congreso de Viena de 1815 y las alianzas
posteriores.
·
Surgió un nacionalismo insatisfecho, que fue cobrando fuerza en Italia, en
Alemania, pero también en Hungría y Bohemia. Los liberales moderados se
asentaron en el poder en muchos estados europeos, pactando con la aristocracia.
·
La burguesía aparcó el sueño revolucionario para hacerse conservadora.
·
Por su parte, los obreros urbanos, conscientes de su derrota, falta de
preparación revolucionaria y de apoyos, comenzaron a organizarse de forma
autónoma en un claro ejercicio de conciencia de clase. Surge una nueva fuerza
política, EL MOVIMIENTO OBRERO.
VOCABULARIO QUE PUEDE ENTRAR DE LAS PÁGINAS 54 Y 55
Todo el vocabulario de estas dos hojas hace referencia al
tema de la AGRICULTURA y las mejoras que esta sufrió debido a la revolución
industrial y las nuevas técnicas de cultivo (mecanización de los arados,
rotación de cultivos, mejoras en la fertilización o abono de la tierra, etc.)
Los precios de los cereales básicos (trigo, cebada y
centeno, básicos en la alimentación de las personas) subieron mucho de precio,
por lo que muchos propietarios ocuparon las tierras de usos colectivo y
empezaron a cercar (cerrar con vayas) sus tierras.
Hubo una serie de leyes promulgadas por el parlamento
inglés que se denominaron ENCLOSURE
ACTS, que
favorecieron que unos pocos propietarios pudiesen concentrar o agrupar todas
sus tierras y hacerse dueños de grandes extensiones que pudieron cercar (enclosures, o campos cercados),
mientras que los pequeños propietarios, que no disponían de dinero para cercar
sus tierras, ni para máquinas, tuvieron que malvender sus tierras e irse a
trabajar a otros campos o a las ciudades por salarios muy bajos, lo que les
empobreció aún más.
Sistema
Norflok à Es
un sistema de rotación de cultivos, que mejora mucho l fertilidad de la tierra
y da mejores cosechas, eliminando el barbecho (es dejar uno o dos años la
tierra sin cultivar para que se recuperé) Consiste en ir rotando o cambiando de
cultivos en cada zona para que la tierra no se agote.
La rotación del cultivos del sistema
Norflok hizo que se pudiera cultivas más extensión de terreno,
que hubiese mejores cosechas, que mejorase la fertilidad del suelo y que
hubiese más alimentos para el ganado y por tanto más ganado, carne y leche. La
alimentación de las personas mejoró mucho gracias a una mayor producción de
alimentos
La
invención de nuevas máquinas para la agricultura.
El
ARADO DE ROTHERDAM à
Este
nuevo arado permitió remover los campos con mayor facilidad, conseguir mayor
profundidad de arado y cubrir las semillas con más tierra para protegerlas del
frío y que no se las comiesen los pájaros. Recordemos que hasta este arado, los
campos se araban con un arado de madera, poco profundo y empujado por la fuerza
del hombre
Con estos nuevos arados, se introdicirá la SIEMBRA MECÁNICA, en surcos o
hileras paralelas, fue los que se llamó , método
Jethro Tull, que permitió mejor la recogida de los frutos
y la eliminación de las malas hierbas.
La máquina de vapor se aplicó a la creación de segadoras
(máquinas para cortar o segar el trigo y otros cereales) y trilladoras (máquinas para separar el trigo
y la paja)
La siembra mecánica supuso un gran avance y mejoraron la
producción de cereales.
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